Es cierto que cuando nacemos, no tenemos nada que aprender o,
más cierto que al nacer, solo se aprende lo que vemos;
de otras culturas leemos sin llegar a comprender,
que nuestra alma a de volver anidar, en cuerpos ajenos.
Si lo expuesto está es lo cierto y ésta, siendo parte, conserva el recuerdo
¿Como explicar tal concierto si al crecer estamos sintiendo
nuestro destino tan incierto?
Sin respuesta plausible ¡No lo entiendo!
I
Perdió lo etéreo
Olvidó respirar
Busca otro aliento
II
La boca encuentra
Húmedos labios tiéntan
Rebosa vida
III
Pura armonía
La comunión perfecta
Surge el amor
IV
Volvió lo etéreo
Es el alma sonriente
Al fin respira
V
Viento de otoño
Los árboles desnudos
En lecho de hojas
VI
¡Sana ilusión!
Es el trébol de cuatro
Evoca suerte
VII
Las margaritas
Me quiere, no me quiere
¿Es el destino?
VIII
¡No, no lo es, no!
Tan solo hay un camino
Y no hay retorno
IX
¡Que incongruencia es!
Nacer para morir
¡Que triste el fin!