Sentado en la rejilla del balcón, una liberación de tensión, en su máxima expresión, estoy sentado, me siento desconectado en pensar lo mucho que he prosperado pero sigo adicto al dolor, al temor, al calor y a la satisfacción de poner mi vida en peligro, bajo este cielo oscuro y nublado en el que estoy sentado veo a los angelitos que han resucitado pasando justo por mi lado.
Subo mi mirada y veo las estrellas, me devuelven la suya como aquella bella doncella, voy a saltar y abrazar a cada una de ellas, pero no se si se dejaran tocar por mi, un alma negra que esta bañada en lo que fui, en lo que viví, en lo que sentí, lo intentare no tengo nada que perder me duele saber que no tengo nada que defender, me toco aprender que el perdón es para todos, de algún modo, espero que las que juegan arriba codo con codo me perdonen por todo, y me hagan sentir cómodo, que no me llamen por mis apodos que ya los necios de la tierra me hacen sentir tan beodo de sus señalaciones sin resignación, de su ignorancia y negación, de creerse semidioses sin escuchar la razón están vacíos y cuentan con la más vacía de las voces.
Esta tierra dejare abandonada por que su mirada y la mía están separadas.
Ya no puedo hacer nada, por que mi vida en esperanzas es limitada.
Ya no puedo hacer nada, solo soy otra alma desesperada que gritando busca su propio silencio que gritando pronuncio.