Nos impele el firmamento
su secuencia rumorosa…
Dichosos
nos tomamos de la sombra
para moldear la estructura
que amalgama los sentidos…
Entregados nos convertimos
en un mar de burbujas,
bullendo infinitos…
En el alma nos crece la nívea potestad
de un amanecer continuo
y la noche nos aguarda en silencio…
La Verdad se manifiesta
en la fogata de nuestros cuerpos;
encarnación del sueño,
luminiscencia…