Voy pisando el agua
como pisando mi angustia,
angustia de verte con mi rostro mojado
por el cielo y la tierra.
Corro apresurado por la húmeda calle
pensando en mí destino y queriendo
cambiarlo para devolverlo al principio de donde sea.
Ahí estás, allá arriba en ese balcón chismoso
con tu sonrisa de siempre, única y mía, con ese
brillo oportuno de siempre; y yo, aquí abajo
amando tu presencia lavando mi rostro mientras
te observo amándote de nuevo en estas calles mojadas.