Para Yésica, mi joven maestra en la lengua pemón
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Yuch, la hija de Kuemoi,
señor de la noche, de la sexualidad,
de la caza y las siembras,
se preparaba para el ceremonial.
Debajo del Carinocuar,
salto de agua elevado,
guardián de los secretos de la tribu,
hacían el guarapo de yuca y batatas.
Su aroma recorrería luego
desde el Salto Kagüí y el del Arapanmerú,
hasta la Piedra de la Virgen,
las marrones calles de Guaramasén
y las grandes y pulidas de Boa Vista.
Pero,
mientras todos aspiraban
y se embebían con el aroma claro,
yo no lograba entender la ceremonia.
yo solo recordaba aquellas dos palabras,
de las tantas que Yésica quería que yo aprendiese
de su lengua Pemón:
Apödopai (Te quiero)
Apödopai Ipampe (Te quiero mucho)
Y nada más.
Boa Vista (Brasil), 2000.