Murialdo Chicaiza

OCTUBRE EN EL RECUERDO

Cada época tuvo su rosa, su música y alegría

las veces en que bajaba por la calle de la cuesta

por las noches: escorpión en el cielo

Antares, en medio de la cabeza imaginada

alzaba el dedo y dibujaba la constelación

las chispas casi eternas a millones de años luz.

 

Y hubo veces en que los días sabían  a algo

que no puedo expresar en palabras

algo parecido a la miel y las lágrimas:

triquiñuelas en los parques, ocasos encendidos

tal vez distancias y recuerdos.

 

Otras veces disfrutaba del humo del patio

de la casa paterna, las alcachofas casi listas

cosechadas del huerto junto a la casa

la parra en las que colgaba un futuro vino

para los pájaros errantes y la gravedad

siempre recogí las flores y casi he olvidado las penas

nada es eterno, solo la sinuosa levedad del tiempo.