Ah, ni tu vida ni tu hermosa muerte,
sed de sal y angustiado pensamiento,
podrán borrar lo que en el alma siento,
más cercano a mí mismo que tu suerte.
Ahora que descansas toda inerte,
que lloras sobre el agua y sobre el viento,
iré a tí, y con suave movimiento,
he de sacarte de ese sueño fuerte.
Y te diré despacio y quedamente:
no me viste señero, duro, ardiente,
a solas con al alma dolorida?
Y de repente el corazón vencido,
vacío de impiedad y estremecido,
ha de volcarse al fondo de tu vida.
G.C.
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Proximamente, el 25 de octubre de 2014, se cumplirán 76 años de su muerte
en Mar del Plata.