De nada sirve preguntar por el «sentido» de la vida. En otras palabras, debemos improvisar. Somos como actores que entran en el escenario sin tener ningún papel estudiado de antemano, ningún cuaderno con el argumento, ningún respaldo humano que nos pueda susurrar al oído lo que debemos hacer. Tenemos que elegir por nuestra cuenta cómo queremos vivir.
Miguel Sánchez Espíndola