Triste pensaste que el camino se acababa
pero el amor a veces es como un duende,
esa vía que antes a ningún sitio te llevaba,
ahora renace en tu alma y es interminable,
tu ser es en su esencia material inflamable
que está en espera del amor que te enciende.
Suponías que era la hora de bajar el telón,
sin más caricias en las flores de tu jardín,
le habías pedido más resignación al corazón
y dabas cualquier emoción ya por perdida,
pero entendiste que a la película de tu vida
todavía le faltaba mucho para llegar a su fin.
Y verte desnuda al espejo tuvo otro sentido,
fantasear bajo la ducha ya tenía otra razón
y rescataste al amor del más injusto olvido
el amor… en su esencia divina que penetra,
comenzó a regalarle a tus escritos otra letra
y a tus sentidos la magia de otra pasión…
Creías que el punto en tu historia era final
y luego percibiste que era punto y seguido…
el cambio para ti ocurrió de una manera tal
que lo que era blanco y negro tuvo más color,
porque llegó alguien a ti que sabía de amor
y poco o nada le interesaba saber de olvido.
Tus sueños o fantasías, muy poco las vivías,
parecían historias absurdas hasta para escribir,
sin embargo el amor modificó tanto tus días
y convirtió todo lo utópico en algo tan cierto,
que hizo que valiera la pena soñar despierto
y volvió más placentero el hecho de dormir.
El amor ha dejado en ti un antes y un después,
ése es el camino hacia un sentir más excitante,
algo impensable, inimaginable por ti tal vez…
Es la semilla que en tu alma ahora se siembra,
que destapa tu esencia de mujer, de hembra,
de romántica hermosa, de insaciable amante.
Tu cuerpo, que como volcán apagado lucía,
se vistió con mis caricias de receptor cálido
y te sentiste muy distinta ¡te sentiste mía!
Se hizo viable todo lo que era prohibido,
un juego donde atreverse no era permitido
y que amando sin cesar lo hicimos válido.
Poema totalmente original de Álvaro Márquez
Nacido en Caracas, Venezuela
Todos los derechos reservados
Publicado el 16/10/2014
Imagen: De Google