Cuando el sosiego era el rey del universo;
y el reloj descansaba sobre la quietud del tiempo.
Antes que mi energía se transformara en verso;
y mis palabras viajaran en la viabilidad del viento.
Antes que mis deseos se convirtieran en verbo;
y la flor reaccionara ante la luminosidad del cielo.
En aquel instante donde la bestia dejó caer su velo;
y desatara el debate por descubrir la verdad de aquello.
Antes de que existiera la claridad de mis pensamientos;
ya te amaba desde la oscuridad de mis versos.