Hoy me levanté temprano
Y miré por mi ventana,
La aurora de la mañana
Mi más preciado regalo;
Vi pasar a mis hermanos
Con aquella propia calma
De los fines de semana
Sin el peso del trabajo;
Contemplé el azul del cielo,
De las aves, dulce canto,
Escuchaba yo en silencio
Y apareció, como encanto,
De tu imagen el recuerdo
Y en mi faz, un mudo llanto…