Y regresé a la playa buscando aquel aroma el que actuaba en mis recuerdos, aquellos donde pasábamos momentos juntos; el mar ya había borrado las huellas que dejamos en la arena; el ruido de las olas reventando silenciaban las risas que eran el resultado de nuestros juegos; el viento se encargó de llevarse el murmullo de las eternas conversaciones que teníamos; ya no queda nada de esos memorables momentos de infancia y juventud, cuando la playa era escenario diario de muchas aventuras vividas sobre la arena.
No hay vestigios, solo añoranzas de un pasado que no volverá, solo estará inmerso en lo mas profundo de la memoria individual y colectiva, ¿Que nos queda ahora?, vivir; para que nuestro presente se vuelva un pasado lleno de lindos recuerdos que en nuestro futuro rememoremos y sepamos como es nuestra propia historia.