El mar muere, agoniza lentamente,
quedará su perfume custodiado
en una urna color verde azulado,
con él, de compañía hay un tridente.
Entre la gente siempre habrá presente
un viejo recordando su pasado,
presumiendo de haberlo disfrutado
pensarán que se trata de un demente.
El mar soporta mudo nuestro asedio,
decimos que la culpa es del vecino
y luego echamos tierra de por medio.
Quizás padece un cáncer asesino,
tristemente se muere sin remedio,
el hombre es un gusano en su intestino.