Hoy pasé justo a tu lado
y fuí solo un fantasma,
una triste y vaga sombra.
Ni siquiera notaste
cuánto ansiaba verte
y escucharte reir....
Y, cual veneno queme aviva,
tu presencia llenaba
de luz este día
mientras tu indiferencia
me llenó de gran oscuridad.
De pronto tu saludo matutino
llegó a mis oidos,
tus dulces labios rozaron
sutilmente mis mejillas
y mi corazón latió de nuevo,
y tu mirada sobre mí
me llenó de felicidad.
Y como un pajarillo
volaste de nuevo a lo alto,
lejos de mí y a pesar de ellos,
recobré las esperanzas diarias
de que algún día, tal vez
no hoy pero quiza mañana
serás mío, descubrirás que te amo,
y que muy dentro de tu corazón
se esconde un sentimiento igual
y que es por mí, tu fiel confidente,
tu incondicional amiga.
Hoy pasé justo a tu lado
y fuí solo un fantasma,
guardando esa ilusión
de que algún día
me darás tu corazón