Siempre quiso volar
el travieso infante
y su historia singular
fue muy impactante.
Para cumplir su sueño
inventó una nave
y subió con esmero
al caer la tarde.
Empató con una soga
la defectuosa cadena
y su alma toda
al cielo anhela.
Y el trágico momento
no se hizo esperar
salió mal el invento
pero pudo volar.
Voló su alma al cielo
por la caída grave,
que lo dejó en el suelo
al lado de su nave.
Columpiando sus sueños
el infante se ha ido
por el columpio traicionero
que su cuerda ha partido.
Autor:Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela