Al rescoldo de las ascuas rutilantes
dos cuerpos se fundían en pasión
en el crisol ardían los amantes
cual metales candentes, tu y yo
Retorciéndonos en el ardor de la hoguera
cual dementes haciéndose el amor,
devorábanse entre sí ellos dos eran
como fieras salvajes: tú y yo
Escalando peldaños del deseo,
persiguiendo la cima del placer,
entre gritos gemidos y jadeos
el orgasmo les hizo estremecer
Desde lo alto extenuadas nuestras almas
ya sin fuerzas dejáronse caer
sobre nubes silenciosas de la calma
envueltos en el manto del placer
Se seguían besando intensamente
con amor sobrehumano y con pasión
unidos por el gozo grandemente,
sobre las sábanas estábamos tú y yo
La alborada cantando dulces trinos
abrazados aún nos sorprendió
en el lecho como único testigo
rebosantes de gozo tú y yo.