Seguramente, en alguna parte del cielo
hay una puerta abierta... y allí sea (exactamente)
por donde salen los ángeles y salen las estrellas.
Tal vez nadie más la sospeche (sea muy secreta)
o la tape alguna nube, no se vea desde la tierra.
Si mi mente no me miente tal vez esté
después del horizonte, en el lejano oriente.
También sé que en las tormentas esa puerta no se cierra,
y los ángeles bajan en los rayos para ayudar a los ancianos
a llegar a sus hogares a salvo...
a consolar a los niños con miedo...
y a levantar en el aire los papeles sueltos...
Antes que caiga el sol (como a eso de las cinco),
las estrellas en fila, una a una van saliendo,
todas en su lugar (y en completo silencio)
se ubican para estar en su justo momento.
Seguramente haya otros que ya se dieron cuenta
y no sea sólo yo el que lo está sabiendo...
(sé que hay muchos otros sabios en países lejanos
que en televisión y diarios no pierden el tiempo).
Hoy te digo estas palabras, pequeño viajero
que, de la ignorancia, viajas hacia el conocimiento:
Recuerda despegar los ojos del suelo
que el viaje más seguro... es el vuelo.
Seguramente algunos creerán que estoy loco
(yo también lo creo...)
pero esta es la única forma de permanecer cuerdo,
ya que de poetas y de locos todos tenemos un poco:
mide mis poesías y verás que no miento...