Suprimir los viernes
A partir de hoy,
por todo el mal que me has hecho
en esos días precisos,
suprimiré los viernes,
los borraré de mi calendario,
haré como que no existen
para no acongojarme,
tendré jueves o sábados
de cuarenta y ocho horas,
dependiendo
de mi estado de ánimo,
prohibiré la lectura de
Robinson Crusoe
y las canciones de Espinoza Paz,
me refugiaré en mi trabajo,
llenando páginas enteras
de informes inexistentes,
dormiré un día completo
con las cortinas corridas
y las luces apagadas,
lo que sea,
para no verlo pasar,
olvidaré ese día
de traiciones
y puñaladas en la espalda,
para vivir los demás...
con calma aparente
Gualberto Salazar Rosado