Dice la leyenda
que el sol tomó
tu cuerpo homógeneo.
Dice el mismo cielo,
¡Que vió tu llegada tardía
y como tus rayos se desvanecían,
en el suave pelaje de su cuerpo!
Tomo con lucidez y elegancia
el cuerpo de la negra gata
y al salir salpicó con gracia.
Y tras mil años de este milagro
sigue habiendo hallázgos
de este relato.
Pues cuando cae la noche
siguen en silencio surcando las calles.
Y cuando llega el día y el sol brilla,
siguen las chispas de rayos en el pelaje.