UN SUEÑO LEJANO
Anoche soñé contigo
sintiendo tu voz lejana,
era tu voz amorosa,
era tu suave evocación.
Cogí las alas del viento,
seguí las sendas del alba
cruzando florestas y selvas
hasta encontrar tu morada.
Cuando llegué a tu tálamo,
te vi entre sedas blandas
y sobre tu lecho de nieve
en lúcidas nubes blancas.
Al mirarte sonreíste
y me tendiste las alas,
y me llevaste a los cielos
asido a tu propia entraña.
Me diste a beber la gloria
y en delirios anidaba,
por ver tu reino encendido
y tu hermosura de hada.
Tu boca era la luna
sedienta y enamorada,
pues por darme tantos besos,
la noche se hizo más larga.
Tus ojos eran estrellas,
estrellas que me hechizaban
desde la gloria de un reino
y yo sin decir palabra.
Y cuando me quise ir
de tu aposento y morada,
me encendiste dulces besos
con tu boca de escarlata.
Al momento desperté
vi en donde estaba
Y lloré por ti ¡mi vida!
se puso triste mi alma.
La suavidad de tus sedas
sobre tu reino brillaban
Y lloré por tu hermosura,
y lloré por no tocarla.
Que sueño de amor tan dulce
he soñado en la mañana;
palabras que yo le dije
al silencio y a mi amada.