Mi sed de poema.
Ser inamovible.
La gota que cae del cielo
y nunca regresa a su origen.
Es origen de labios,
manos secretas
detrás de un
revólver
exquisito de caricias.
La sed del poema
es este vuelo inmóvil,
este cuerpo quieto,
escogiendo
el mundo al que habitará
para vivir de su muerte.
Sed de poema,
laberinto de voces,
metamorfosis.
Yo escojo esta rutina
criatura de mi palma,
me hago mártir
del libre albedrío
y sus limitaciones.
Sed de poema,
llaga estéril
etérea presencia
en la monarquía
de la palabra.
Sed de poema,
bébeme
violéntame
arrójame como un sol
lejos de este frío lenguaje
que no sabe de amor.
Sed de poema,
mírame y escógeme
yo soy el mar
y las muertes
que alberga
son la lámpara apagada
en mi interior.
Sed de poema,
yo soy el mar de tu palabra.