Territorio de pájaros
mi memoria
se acerca a tu vigilia.
Caballos de colores amplios,
los recuerdos,
cancelan otros ojos.
Quízas haya sido un mago
quien me habló de tí
por vez primera,
pues no fue el lobo
al que llegué a alimentar
con el polvo azul
rescatado de tu cuerpo.
Viajo al país
donde las caricias
son pedazos de memorias.
Me detengo
en el puente de mis manos,
y escribo sinsabores,
para que el olvido
-mi salvación-
diluya las sombras de mis días.
Yo sólo máscaras:
cuando saco una salta otra,
y otra, y otra.
Hasta que por fin,
sólo huesos.
G.C.
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