Llama ardiente la puerta de tu boca;
noche estrellada, la seda sin fin
que tu cabellera toca el carmín
de tus labios que de amores se aloca.
Noche y día en tus ojos se abrillantan,
dulce belleza en sutil parpadear…
Loca cordura que me hace soñar
y verme en tus luceros que me encantan.
Un beso tuyo… rebosante miel,
alegre sinfonía de ternura
insólita y delicada en mi piel…
Más al pensar en posible ruptura
vuélvese la idea en tortuosa hiel
tornándose mi vida cruel y oscura.
Autor: Daniel Mendoza