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Oscuro el celar me despierta,
Y la lluvia cansada me fatiga,
Y el agridulce de tu boca desespera,
Y otra vez, viene a mi un otoño que nunca acaba,
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Y el sol ya en crepúsculo entero,
Es un músculo que necesita ejercicio,
Ya es ocaso, otra vez y viene la noche oscura,
Cuando elevo e impreto un misal de cura,
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Y la iglesia no es suficiente para tanto pecado,
Si Dios esta ahí con Su perdón de siempre,
Y no hay certeza de vivir bajo la sombra,
De un cuerpo ya atemorizado y cansado,
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Por la vivencia en decadencia y la penuria,
De vivir sin cierto acertijo y, el regocijo ya lo perdí,
Y va y viene otra vez la gran historia,
Cuando el frío viento a mi piel llega, y aquí.
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