En el mundo de los sueños
cuando sumergido estamos,
sentimos que somos dueños
de todo cuanto adoramos;
para volver a ser niños
una vez los ojos cerramos,
dejando de ser pequeños
cuando al fin nos despertamos:
¡Triste cuando comprobamos
que los sueños son engaños
cuando a ellos confiamos
el devenir de los años!
Son efímeros los sueños
como lo es nuestra vida,
dichosos los que su empeño
es ganar esa partida,
a cualquier causa perdida
hasta llegar a ser dueños,
de la sempiterna salida
y que el soñador nunca olvida,
mientras no sean los eternos.
¡Afortunados los que en su huida
del peor de los infiernos,
ven en esta causa perdida,
solución a sus inviernos!
Joanmoypra