La débil flor,
De fascinante albura,
En el jardín
De mi covacha
Se desmayó al sentir
En su corola
Luz carmesí
Cuando mis labios de
Quemante fuego
Le profanaron
En mágico ritual
Su castidad.
Sentí tristeza
Y sumido en llanto que
Quise rocío
Maravilloso
Que a la desfallecida
Flor le imprimiera
Pródiga vida
Y de encanto el jardín
Resplandeciera.