No escucho…
tampoco siento mi sangre
como cuando estabas.
Mis pasos tiemblan
al ver como te llevan hombros
de rostros tristes.
Recorro mis venas viejas
en mi piel transparente y sudada
mientras sigo tu cortejo.
No se porque veo mis manos
quizás buscando las tuyas
o quizás para sonreír mi llanto
o quizás para nada.
Tiembla mi vida desgastada,
esta vida que ahora es más temible
que antes, que hoy.
Ahora es que siento el cansancio.
Antes, ayer, no lo percibía,
era ausente, normal.
Antes era contigo.