Yo acaricio las gotas
de la lluvia en mis manos,
y tú estás a mi lado,
rodeando mi cuerpo
con tus brazos mojados.
Siento el frescor de ése agua
que ya casi olvidaba;
y tu voz en mi oído
me regala palabras.
Noto tu aliento en mi cuello.
Tiemblan las hojas del árbol,
huéle la tierra mojada.
Y como dos niños pequeños,
miramos hacia la lluvia
jugando con nuestros sueños.