Tornados y huracanes pretenden
desaparecer sueños
provocar en mi alma
desvaríos y tormentas en desdén.
Me matan mis desvelos,
y mis anhelos caen de la loma.
Mis tardes que no son más que suplicios,
atruenan mis destellos,
rompen mis alegrías.
Mi vida; volcanes y yermos,
yermos que son desintegrados
por la ardiente lava de los volcanes de mis días.
Nardos que siembro con fervor,
se devastan con los vientos.
Ya que me baño con temor
en las cascadas de mis ojos,
me señalan mi error
los fuertes pensamientos
otorgados por el letargo;
es entonces mi refugio,
es mi dócil verano largo,
vivir en sueño prodigio.