Marc Tellez Gonzalez

Pensando de esta manera en ti.

 

 

Amor mío, sabrás tantas cosas de mi, como yo de ti.

 

Razonamientos incalcúlables, por los deseos de amar cuando se ama de esta manera.

 

Hoy te veo más hermosa que nunca, en la mirada que cae en mía alma, saliendo de tus ojos de miel, he inunda mi sentir.

 

Siento no tener una rosa para ti, y que en ti hable llenando de color tu día, cada instante, esta rosa.

 

En mi detalle imaginario, encontrarás no sólo la flor.

 

 

Se abrirán las hojas de la primavera brillando como verano al canto del ruiseñor, que por deleite entona su canto por el simple hecho de existir para mí.

 

Habrán cosas que siempre cayo, y jamás te digo, cosas que nunca pierden su brillo ni el buen sentido, porque se que aparecerá ese infinito tiempo.

 

Cuando de noche caiga el verso, en ese momento tu lo entenderás en todo su contexto.

 

¡Háblame, dime algo!

 

¡Deja salir tu amor!

 

¿Ha casó piensas que no lo noto?

 

Si en los actos y canciones que entonas salen tus deseos de lo que no puedes decir, de lo que no te permites hablar.



¡No sepúltes el querer, déjalo libre!

 

Por qué libres somos en todo sentido del amor, desde el instante en que nacemos.

 

Pensar en ti es todo lo que hago. Y
dejar de hacerlo es como intentar apagar el sol con una sola gota de agua.

 

Por eso te amo y lo grito, que todo mundo se entere, aún que dios nos condene.

 

 

Por que cualquier condena por muy dura que sea, valdrá la pena y en este momento me importa mas que tu sepas, esto que hoy digo.

 

Tus manos, tu cuerpo, tu aliento y tu voz lo dicen todo en silencio.

 

Se abre la puerta del cielo, llueve tu amor por todos lados y los nogales internos de mi razón, se aférran más a la tierra de tu amor, de mi verso y de todo eso que por ti yo siento.

 

!Oh manantial de estrellas!


Luna del profundo mar, sirena que nada en el viento, alcohol de dulce sabor,
Tarde mezquina que se apaga, colosal sol, volcán de nieve, hierro fundido es mi corazón.

 

Que cosas me haces decir cuando no bienes.

 

¡Respóndeme!

 

En un instante cruzas, dejando tu estela blanca de amor que flota en el viento, tu falda, tu aroma.

 

Pero tendré que callar y esperar este instante para escucharte.

 

No se si aparecerá la razón, o en un instante perderé todo y cada uno de mis sentidos, en tu respuesta que aún sin desírla, ya la conozco,
Amor mío.

 

Marc Téllez González