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Sirena

En medio de desiertos de sal
un oasis de palabras
una noche estrellada
en un deja vu, ella me encontró.

Bajo la luna de plata
sus cabellos de oro
en desorden quedaron;
sus ojos verdes me hipnotizaban;
sus labios rojos, ácidos
como el veneno;
su blanca piel, envelta en seda,
como una creación de los dioses
en mi vicio terminó.

A lo lejos,
entre suspiros entrecortados
escuchaba su voz, dulce
como un susurro,
me sedució,
me llamó,
y, sin darme cuenta
comencé a soñar.

Abruptamente
me hizo despertar
de un gran letargo
me abandonó
cicatrices, de fieras dejó.

Dulce y traicionera,
sirena, casi un sueño
que el viento consumió
y, en la oscuridad
desapareció.