En el territorio de mi cuerpo
no existe la velocidad,
déjate llevar por la lentitud
cuando en mis labios tú ... planeas.
Permite que la mansedumbre de mi cuello
te arrebate acariciadores versos.
Escucha el palpitar de la redondez de mis colinas,
disfrutando en ahogados suspiros,
el torbellino de mi sangre.
Puedes andarme descalzo,
desnudo
indefenso
a la deriva
a ciegas.
Sueña en libertad
que el deseo de tu mirada me roba,
mi piel
mi voz
mi poema.
Desciéndeme lentamente
hasta que mi noche sea habitable,
camina , corre.
¡Estalla ! ...luego duérmete.