Fui vacío albergando tu sustancia,
abrazo donde cobijaste el frío...
En tus noches de desvelo y de hastío
fui estrella iluminando tu esperanza.
Fuiste único habitante de aquel mundo
que inexplorado, mustio y congelado
guardaba en sus entrañas, aterrado,
la lava que bullía en lo profundo.
Fui el grito que en la boca se silencia
y tú el silencio que enmudeció el grito.
Los dos fuimos dos caras de un espejo.
Hoy somos en la boca el gusto añejo
de una pasión que oculta en la conciencia...
es secreto que encierra lo infinito.