Tus ojos son eclipses al dormir,
tus ojos; los senderos de Belén.
¡Qué decir de tus manos del Edén!
tus manos son misterios del vivir.
Tu cuerpo es una estela que me sé
y, tu cabello es la Ínfula de votos,
¡Oh! tu alma son los pliegues para ignotos
dones; es una fragua, ahí forjé;
tu lorigón y, tus ósculos rosas,
tus pies son el ribete inmaculado
del larario; que de un \"adiós\" florece.
Tu talle son eternas nebulosas
que golpea iracunda mi pecado,
¡Oh! musa, eres urdía que verdece.
Derechos reservados de autor
John Morales Arriola.