En mis años juveniles, ya hace mucho
era un hippie alborotado, un melenudo
que usaba a la vida, como escudo
pues en nada era experto, ni era ducho...
Me encargaba de vivir, solo el minuto
sin importarme, el mañana para nada
y las cosas eran para mi, una charada
un perfecto animal, un pobre bruto...
Pero a fuerza de tropezones, aprendía
que la vida es mucho más, que emociones
y las penas y quebrantos, por montones
acabaron por hacerme hombre, un día...
Y hoy entiendo, que la fuerza no radica
en creerse, el dominador del mundo
eso no sirve, ni siquiera un segundo
y esta vida a cantazos, te lo explica...
CAZA
22/10/2014