Trabaja, joven, sin cesar trabaja:
la frente honrada que en sudor se moja,
jamás ante otra frente se sonroja,
ni se rinde servil a quien la ultraja.
Elías Calixto Pompa
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(a los desempleados)
Oigo el ruido sibilino de la suerte
que persigue con descaro mis talones
condenándome tan joven a la muerte.
Oscuro es el despertar que a mi alma inerte
va arrancando su futuro hecho girones
para repetirme ¡adiós, hasta más verte!.
En la imagen que refleja en el espejo,
sólo se ve dolor y pena y hastío,
aunque tan joven soy ya parezco un viejo.
Huérfano ahora estoy, y de eso me quejo,
pues mi vientre y mi intelecto están vacíos,
para saciar la sed, sólo oigo consejos.
El desaliento ha ocupado ya mi mente,
ya no siente, insensible está al fracaso,
el parnaso no me tiende ningún puente.
Nada sirve que a la vida yo me enfrente,
esta vida no me hace a mi ya ningún caso.
Nada soy, no tengo nada, ni presente.