Me has dejado deliciosas espinas que minan,
filo de dagas que te caminan
sobre la piel, hirviendo sus heridas amor;
irresistible tentación que ahuyenta el dolor
remplazando con alegría al temor,
iluminando un sendero, do manos habitan.
Me has ofrendado ese tallo verde, que glorifica,
enseñándonos tu verdad mítica;
cuerpo sostén, base de reposo a la pasión,
pasión que son tus pétalos ante adoración
cuando ellos brillan en noble acción,
fulgida como el sol, por su calor vindica.
Me has dado tu fidelidad sin ningún reproche;
aroma a sueños con tu belleza perfumados,
momentos de ser nunca igualados,
fe y entrega que sólo nos pudo haber juntado.
Me has brindado luna de día como sol de noche
entregaste todo, hasta lo que se había partido;
retoños que esperan recorrido,
el amor de saber que, en mi vida, todo has sido.