Ella era la luz, el sol y su resplandor,
una rayuela, con el cielo y su respuesta.
Yo era la inmediata luz de luna interpuesta,
que atesoraba su fulgor y su candor.
¿Que puede decirnos ahora el universo?
De cada caricia y cada exquisito beso,
de cada giro de amor y de este embeleso
y de cada imagen que se traza en el verso.
Hay que saber jugar en el cielo estrellado,
no desvanecer el amor como un cometa
o puedes terminar en el suelo estrellado.
¿La estrella y la luna se habrán enamorado?
Es como un sueño que escribe y lee un poeta,
donde el amor es simple y también complicado.