Raúl Daniel

Vente a la calle poeta...

 

Vente a la calle poeta

a llorar con el que llora,

a pedir con el que pide

para un pan, una limosna;

vente en la noche que es larga,

para el que vive en la calle,

en que el frío hiere las carnes,

que la nieve trae muerte...

vente a la calle poeta,

donde la maldad transita,

donde se lucha y se vive,

pero más se lucha y muere...

vente a la calle poeta

y pierde, tú, la inocencia,

como la pierden doncellas

en las piernas de un cualquiera,

donde el arte se regala,

y el policía golpea,

donde la niñez se asusta,

y con harapos hambrea,

donde no hay un escritorio,

ni una poltrona ni estufas,

donde el hombre se corrompe

y la niña es prostituta;

vente a gritar los productos

con vendedores sin tiendas,

con un canasto en el brazo,

que por las carnes se adentra,

a limpiar vidrios de coches

por unas pocas monedas;

a vender diarios, poeta,

gritando su cartelera;

sal de tu asiento de mimbre,

de fina pana o de cuero...

vente a la calle, poeta,

a caminar por la vida

que está ¡detrás de tu puerta!

 

Vente a la calle poeta

a transitar tu quimera,

que se tropiece o que caiga

en desparejas veredas,

porque sí, en la calle hay flores,

pero más abundan piedras...

ven, pasea tus amores

y escríbete una novela,

donde se cuenten las vidas

de criadas y lavanderas,

de un sol que a veces bendice,

pero más calienta y quema...

y una vieja que maldice

al que robó su cartera...

vente, poeta, a reír,

junto a la gente sencilla,

porque ríe a carcajadas,

explotando su alegría,

con esa risa sincera,

y que no es hipocresía,

si la amistad lo golpea,

o si el amor lo acaricia...

vente a la calle poeta

que en la calle está la vida.

 

Vente a la calle poeta,

realiza las denuncias,

de los gobiernos corruptos

que las patrias enajenan,

di que es mentira el comercio,

di que es un crimen la guerra,

habla en el nombre de Dios

¡y transfórmate en profeta!,

porque es ése tu destino,

no tanto las bellas letras

con perfume y caramelo,

mientras destruyen los pueblos,

ambiciosos paranoicos

con asesinos a sueldo,

se abandona a los ancianos,

se descuartizan los cuerpos

de niños que no nacieron,

para continuar gozando

con el sexo en desenfreno;

transfórmate ya en profeta,

¡vente a la calle poeta!

 

Vente a leer en la calle

las letras de tus poemas

que escribirás cuando calles

y atiendas lo que hay afuera;

las letras andan rodando

por esquinas y veredas,

podrás leerla en los ojos

de los niños y de abuelas;

vente a las plazas y parques

y acércate a las parejas,

observa cómo se miran,

míralos como se besan,

trata de oír lo que dicen,

aunque sean frases sueltas,

luego escribe sobre amores,

versos de realidades,

(sin plagiar de otros autores).

 

Vente a la calle, poeta,

y acompáñame a llorar,

por nuestro planeta tierra

y por nuestra humanidad;

una mano gigantesca

no para de depredar,

son reyes y poderosos

que nos quieren gobernar

y nos han esclavizado

¡y ni nos dejan chistar!,

¿y los poetas?: ¡dormidos!,

¿quién los podrá despertar?,

soñando desaprensivos

que nada de esto es verdad,

y que si algo no anda bien

el Papa lo arreglará,

mientras ya no quedan montes

ni un árbol al que talar,

capa de ozono agrietada

y ni peces en el mar...

Cuando despiertes, poeta,

¡ni aire habrá para inhalar!...

Vente a la calle, poeta,

¡tenemos mucho qué hablar!

 

 

Vente a la calle, poeta,

que tienes que investigar:

que niños desaparecen

y nadie los vuelve a hallar,

¿por qué le ponen venenos

(las empresas industriales)

a alimentos que comemos?,

¿por qué las vacunas tienen

mercurio y virus letales?,

(¡bien vivos y no atenuados!)

y por eso han muerto varios,

¡¿acaso no lo sabemos?!,

¡qué no curan los remedios!,

¡qué todo es puro negocio!,

y los gobiernos son socios

de mafias y de carteles,

y que a ninguno le importa

si pasas bien o si mueres;

¡qué ONU, FAO y UNESCO

sólo nos roban y mienten!,

las religiones atienden

sólo a sus lucros, ¡no a fieles!...

Vente a la calle, poeta,

y despabílate un poco,

y no pienses que estoy loco,

sino que yo ¡ando en la calle,

mientras tú chupas tus mocos!

 

Vente a la calle, poeta,

¡y quítate la camisa!,

¡transpira la camiseta!,

porque hay mucho que luchar

¡y en la calle está la guerra!