... Y en la noche, recordar esas palabras precisas, que en mi boca quedaron, mordidas ...
syglesias
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PALABRAS AUSENTES:
Déjame apartar las manos de tu rostro, que no importa si hoy viera que has llorado la noche anterior, porque confieso que también del lado contrario de la cama he llorado como un niño, sin que nunca te percataras, compartiendo del mismo silencio que mantuviste cabeza sobre la almohada por confidente, dándonos la espalda en plena oscuridad de un cuarto, por esas palabras precisas que ausentes, quedaron mordidas...
Déjame apartar las manos de tu rostro, porque sinceramente este amor que llevo cautivo dentro del pecho, solo da el deseo por robarte un beso con labios resecos, aunque ardientemente después duelan por castigo del alma por el placer de hacerlo, por no acostumbrarme a vivir en castigo de soledad, por no querer ser siempre un juguete de diversión por los caprichos de amor, por una niña mimada al no saberme comprender...
Déjame apartar las manos de tu rostro, dándonos un espacio de tiempo para la reflexión, pero sin guardarnos ninguna reserva, escuchándome esta vez, toda la verdad que traigo, prestándome la debida atención, mirándome fijamente a los ojos antes de interrumpirme, Tú, porque presiento que ambos nos ahogamos en el mismo mar de lágrimas que cada amanecer al despertarnos y levantarnos, pisamos con pies descalzos.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 24/10/2014 12:30 AM.