Mi abuela tenía un baúl
lleno de hojas secas
era de color azul
con herrajes color arenas.
Cada año de su viña guardaba
con cariño profundo
una hoja de parra dorada
que decía era de su fundo.
En cada una escribía
el año de recolección
versos de poesía
entonando su emoción.
Con verdes guías retorcías
para cuando la enterraran
hizo una cadena de oro, decía
eran sus rezos que la acompañaran.
Si Dios fue la naturaleza
sagrada de su memoria
entraré en la realeza
con mi experimentada historia.
Serán sus peones los ángeles
en la viña de los cielos
y cultivarán los arcángeles
las vides de esos consuelos.
Corina de las Mercedes
miro de noche tu viña
repartida en cuarteles
recorridos cuando eras niña.