Mi cónyuge no me busca
y eso me tiene asombrado
¿será por que uso peluca
con cabellos colorados?
Si me das unas monedas
con gusto te compro el pan,
pero el vuelto que me queda
ese nunca lo verás.
Conozco a una señora
que tenía dos conejos
pero me ha llegado la hora
de desayunar con ellos.
Esos zapatos baratos
me han sacado varios callos
ya los deseché hace rato
después de tanto alabarlos.
Dos manos para tocarte
me dio mi madre al nacer,
dos ojos para mirarte
tus encantos de mujer.
La lluvia moja los campos
besando la tierra seca
y disfruta los encantos
de las frutales promesas.
El camino anochecido
bajo la luna redonda
lleva tu amor escondido
oculto tras de las sombras.
Le dijo el viejo verano
a la tierna primavera
no me sueltes de la mano
no dejes que yo me muera
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela