Un enjambre de absolutos privilegios
mueven el cielo hasta tus labios…
Tus ángeles escapan
hasta el libro abierto de mi lengua
y les concedo toda voz sangrante
de mi esencia…
Incontrolables se tornan los silencios
y en una reacción en cadena
convergen las versos del crepúsculo,
que licúan y caen
como torbellino de estrellas
en los cuencos de mi sombra…
Floto en la ataraxia de las horas;
en la pausa seductora de tu aliento…
Me invade la fragancia del idilio
que mantiene en vilo
la imponencia del tiempo…
Somos constelares existencias,
espejos de Luz que se atraen
y se despliegan
en el prisma infinito del universo…