Ay, lo que nos hace el amor. Lo que me haces amor y todo te lo perdono.
Por qué se ama tanto hasta quedarte partido de huesos, viviendo una vida que solo tiene sentido cuando hay un nosotros. Amagando ideas para desvanecer el sentido, el único sentido que tiene todo, solo porque ahí estás vos.
Te amo tanto. Quiero decirlo sin que haya espacios. Sin tener que escribirte. Quiero decirlo al contacto de tus labios. Que tus brazos descubran el amor que me arde en la espalda y en el vientre. Que tus manos me quiten toda esta tristeza que llevo cuando sonrío. Quiero que ocupes mi cuerpo y lo desocupes al irte de mí. Quiero todo, desde la punta de tu pie, hasta el viento soplando desde tu aliento al perderlo en mis caricias.
Todo te lo perdono.
Te perdono estas ganas que tengo de perderme para siempre de mí. Para amanecer contigo. Estas ganas de irme de este lugar a cualquier parte donde nadie te recuerde. Donde no haya un techo rojo que se parezca a la punta de tu lengua cuando dices -t-e-quie-e-e-roo. Como si se escapara de vos, inúltimente el mismo deseo que tienes de pertenecerme. Por tanto de irte también. Para no tener que vivirme.
Todo lo perdono amor, menos que no vengas. Todo te lo perdono amor, menos esta necesidad que tengo de irme, sin que nunca hayas venido.