Compañía que quema mis desiertas noches,
vives donde encendiste la llama de mi vida.
Vida fugaz, luz del día, te miro sin reproches,
supe que tu fina esencia quedó a mi fundida.
Tu recuerdo llega como un dulce sueño,
efluvio cargado de antagónicas emociones.
Tu recuerdo llega como lágrimas sin dueño,
ignorando la propia índole de sus razones.
En silencio mi recuerdo sutilmente te rodea,
escondiéndose por debajo de tu fiera razón,
corre temeroso y en tu cabecera juguetea,
y duerme alojado en la punta de tu corazón.