Me despertó el dulzor de una mirada
al rozar, sonriente, mi piel desnuda
mientras, por pudor, permanecí muda
con la tez navegando la almohada.
Qué dulce despertar para un domingo
tras una grata noche entre tus brazos
al fundirse, mi amor, nuestros regazos
pues tu piel de mi piel ya no distingo.
Hoy siendo par, amanecimos uno
moldeado entre abrazos y pasiones
tras optar por vivir cada segundo.
Sin hallar entre dos, espacio alguno,
con dulces besos, versos y canciones
sellamos nuestra vida, nuestro mundo.
Inma Flores © 2014