Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
on las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
Antonio Machado
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¡Quisiera allí morir de amor, llevadme a Soria!
pues lo que este otoño en mi ensoñación quisiera
sería acceder a la gloria si pudiera
para una vez alli reconquistar la gloria.
Junto a Machado limpiaría los abrojos
de los matojos, observando las choperas
que desvistiéndose soltando van despojos
aterciopelando de un manto a la pradera.
¡Oh, rio, que discurres penando de amoríos,
confidente que fuiste de Gerardo Diego,
haz que transite por tus aguas vivo el fuego,
aunque pedregosos sean tus cauces, río!
Como hiciera, Antonio, el viejo profesor,
con su enamorada, Leonor, en esa noria,
encumbrarse al edén quisiera este escritor
para junto al mentor durar en su memoria.
Que recordado desearía por la historia
-si yo he de morir mejor será a orillas del duero-
en el Espino reposar, es lo que quiero
y su vuelta esperar para cantar vitoria.
¡Quisiera yo morir de amor, llevadme a Soria!