Yo, que engaño a las heridas
y le pongo un auto bomba a la soledad en el balcón.
Tú, que abusas de precavida
te olvidas a veces donde queda el corazón.
Yo, que finjo que extrañarte no tiene sentido,
me envicio cada noche en tu recuerdo.
Tú, que vistes a un vestido
adiestras caricias sin ningún acuerdo.
Y ya solo entiendo
que la vacuna es tu beso,
que tus encajes me traen progreso,
y ya solo entiendo
que hay un Dios que habita en tu pecho,
que el amor es sacarle provecho
a lo que invierto en tus miradas.
Tú, mejoras el color de mi cielo,
y te sobra un aroma que hace tanto ruido.
Yo, que ahora extraño mucho más tu pelo,
me juego a encontrarte aunque te hayas ido.
Y ya solo entiendo
que mi alegría es lo que te debo,
que tus ojos son mi mundo nuevo,
y ya solo entiendo
que tocarte es sinónimo de suicida,
que en tu espalda esta lo mejor de la vida.
Y aprendí una verdad al revés
que el amor nunca es lo que es.
Las Mercedes, 16 de junio de 2013