NO ME GUSTAN LOS FASCISTAS
Ayer os dije y os decía:
Que siempre hubo poetas
de los llamados fascistas,
y de los atroces soberbios
con las plumas de prosistas;
pues con saliva de araña
tejían sus necias críticas,
desangrando bellas flores…,
y campos de margaritas
eran “guiñoles” sinuosos,
cabeza ancha de idea lista
los proclamaron poetas
por ser de las ideas políticas
e hincarse en sus cadenas
murallas de hegemonías
por estos sinuosos guiñoles
que eran mediocres clasistas
desertores del arado
para escribir a dos tintas
estos vampiros de almas
trepadores de las cimas
espías de prosa negra
destructores de la lírica
y de los perfectos versos
y de las asonantes rimas
y de los poemas sonoros
de aquel que llora y recita
que no doblarán campanas
de vuestras canchas políticas
estos señores de sombra
desafiantes de liras.
Ayer os dije y os decía:
Qué clase de poetas hubo
de los llamados fascistas?
Con las ideas de un zorro
que todas ellas porfían,
y nunca verán los cielos
ni las auroras divinas,
ni la belleza del verso,
ni la bendita armonía,
ni la cadencia sedosa,
ni esa exacta medida
como la aguja del tiempo
que a la natura armoniza,
como un arpegio de arpas
que al buen poeta le inspira
cual ángel de la belleza
para esa alma de artista
desde la nobleza pura
poetas de alma limpia.
Y otros señores que escriben
a veces con varias tintas,
emulando ser poetas
y enemigos de la lira,
guiñoles de trapo eran
y se tildaban artistas,
sin conocer a sus musas
sólo a sus filosofías,
prosa negra y humeante
pero nunca poesía.
Oh, dioses del tierno verso
capitanes de la rima
bajo la bella metafórica
y la sabia filosofía,
muralla que ésta separa
esa idea del fascista,
que abarca los dos costados
de la fragata política
contando la vana gloria
de todo el separatista,
del verso que es puro y regio
en nuestra palabra escrita,
y que lo digan las musas
los campos de poesía,
de los poetas con alma
que nunca sirvieron de risa