S.Revorda

Condenados

Cumplían sus condenas desde hacia ya mucho tiempo. Años.

En realidad no era una condena, porque no

había existido juicio alguno, ni jurados, ni abogados,

ni el más mínimo atisbo del derecho a la defensa.

Y así esperan…

 

Habían sido encarcelados en ese oscuro y húmedo lugar.

Recluidos ahí, a la sombra de todo, en silencio,

Esperando, no sabían que, pero esperaban.

Nadie bregaba por ellos, nadie los visitaba,

nadie los extrañaba ni pedía por ellos.

Y aún así, esperan…

 

Eran fantasmas nostálgicos de sueños inconclusos.

¿Como llegaron a esa situación?, nadie lo sabe, ni ellos mismos.

Recordaban solo algunos hechos del pasado, como postales

de un tiempo en el que se veían fundiéndose con sus destinos,

que era común a todos y cada uno de ellos.

De pronto, todo se desmoronó y una mañana lluviosa quedaron prisioneros

para siempre, víctimas de la trampa de la que habían sido creados.

Y esperan…

 

Se podrá decir que no lucharon,

que no se sublevaron ante la situación,

que no gritaron con fuerza clamando justicia,

su misma naturaleza se los impedía.

El mínimo rastro de resistencia iba en contra de sus instintos,

Debían fluir a su destino o quedar contenidos, como lo estaban,

… pero igual esperan.

 

Un intento de fuga esta fuera de toda lógica,

no hay refugio donde recibir calor

ni quien los ampare en la ilegalidad,

y siguen esperando…

 

Tal vez un día, esos besos retenidos en mi boca

en contra de su voluntad

puedan llegar a la verdad de tus labios.

Y se haga justicia…